Años mas tarde, una sequia asolo el pais. Los pozos estaban secos, los rios desaparecieron, la hierba se seco y los campos de arroz se marchitaron. El campo exuberante y verde se torno seco y amarillento. Valsala tuvo dificultades para encontrar trabajo y cayo enferma por agotamiento. Sudha se dijo a si misma ¡Debo ayudar a mi madre!. Voy a buscar agua potable para que beba. Dejo a su madre al cuidado de una vecina y partio con un pequeño recipiente. Sudha redorrio los lechos de los rios secos, en los que antes se bañaban los bufalos, marcho por lo que antes habia sido un vergel y siguio por un camino que ascendia a una montaña. Iba a paso lento, pues esperaba encontrar alguna fuente. A mitad del camino, vio que goteaba agua fresca de una roca. Cuidadosamente, Sudha sostuvo el pequeño recipiente debajo de la roca hasta que se lleno de agua.
Despues, se puso en marcha para volver a su casa, poniendo mucha atencion para no derramar ni una gota de agua, al pie de la montaña vio a un pequeño cachorro. Apenas podia andar e iba con la lengua fuera. Pobre perro, penso Sudha, deberia darle un poco agua. Estoy segura de que todavia me quedara suficiente para mi madre, y derramo un poco de agua en la palma de su mano. El cachorro lamio el agua apresuradamente. Cuando termino, agito su cola en señal de gratitud y se fue veloz. Sudha no se dio cuenta de que el recipiente se habia transformado en una vasija de plata y que el nivel del agua no habia descendido.
Volvio rapidamente a su casa. Llego al mediodia y la vecina que cuidaba a su madre le abrio la puerta. Esta mujer estaba tan fatigada que apenas podia hablar. Sin dudarlo un segundo, Sudha le dio un poco de agua. Al beberla, la vecina le dijo: Gracias, muchas gracias y que Dios te bendiga. Sin que Sudha se diera cuenta, el recipiente se convirtio en una vasija de oro y el nivel del agua no descendio. A continuacion, se dirigio rapidamente hacia su madre y le acerco el recipiente a los labios. Despues de beber, Valsala se sintio mucho mejor y le pidio a Sudha que bebiera lo que quedaba. Cuando iba a beber, oyo que llamaban a la puerta. Fue a abrir y vio a un viejo sannyasin que le suplicaba: Dame, por favor, un poco de agua. Voy a morir de sed si no bebo un poco enseguida. Sudha le dio de inmediato el recipiente. El sannyasin lo tomo sonriendo y despues derramo el agua en el suelo.
Al caer el agua, en el mismo lugar, broto una fuente que suministro agua suficiente, ¡no solo para Sudha y su madre, sino tambien para todo el vecindario!. Cuando Sudha se repuso de la sorpresa, se volvio para buscar al sannyasin, pero este habia desaparecido y, en su lugar, decubrio un recipiente formado por diamantes.
Gracias a la compasion que habia mostrado hacia los necesitados, Sudha recibio la gracia de Dios. Tanto ella como su madre no conocieron, a partir de entonces, la pobreza.
Que bonito!!!
ResponderEliminarMe gustan mucho estos cuentos...
Un abrazo.